¿Alguna vez has sentido que toda tu vida se desmorona y que no tienes control sobre nada?
Yo estuve ahí. Viví momentos en el cual despertaba en la mañana preguntándome qué estaba haciendo con mi vida. En lo más profundo de mi, sabía que tenía que buscar algo, cualquier cosa, que pudiera resonar conmigo misma.
Por eso, hoy quiero compartir contigo lo que me ayudó a salir de ese lugar oscuro, no como una experta, sino como alguien que tropezó tantas veces y al final despertó.
Tabla de Contenido
El momento del quiebre es la situación en la que estás consciente de que ya todo acabó y que para sobrevivir tienes que reinventarte. Sin embargo, la gran pregunta es… ¿cómo hacerlo?
En mi caso fue un despertar. Estaba en un estado en el cual no sentía conexión con mi entorno, trabajo, familia, amigos… nada. Fue en ese punto donde sentí que ya esto no funcionaba, pero no entendía el por qué.
Y al igual que todos los que pasamos por este proceso, fingir ante los demás que todo estaba bien. No obstante, al llegar a la casa me sentía agotada, sin energía y sin dirección.
Esto no fue algo de un solo momento, sino algo que se repitió varias veces a lo largo de los años. Me olvidaba de toda esa sensación y continuaba, pero al final volvía a recaer en lo mismo.
La razón principal era que no buscaba dentro de mi, no miraba hacia mi interiormiraba hacia mi interior. No entendí en esos momentos que el problema estaba en que tenía que eliminar de mi vida los viejos patrones. Pensaba que yo avanzaba bien, pero no era así. Andaba arrastrando una carga pesada de malos hábitomalos hábitos, pensamientos negativos, nociones, etc.
Sin embargo, todo cambió un 24 de diciembre en la mañana cuando una libélula se posó cerca de la puerta de mi sala. Fue a partir de ese día que empecé a entender todo.
Esa libélula tenía algo especial, no sé con certeza que era, solo no podía parar de observar. Además, desde que era pequeña no había vuelto a ver una de estas en mi casa. Sin embargo, esta tenía algo en ella que era diferente y trataba de entender qué pero no podía encontrar una razón lógica.
Pasó todo el dia posada en el mismo lugar hasta la noche. Se fue tan silenciosamente como llegó. Gracias a esta libélula entendí que todos tenemos algo especial, que a veces percibimos pero que no entendemos de qué se trata. Es por esa razón, que al desconocernos interiormente, buscamos el confort en lo externo desconectandonos de nosotros mismos.
Existe una antigua leyenda japonesa de una pequeña ninfa que vivía en lo más profundo de un estanque. Ella pensaba que su mundo se limitaba a ese lugar de aguas oscuras y tranquilas. Hasta que un día sintió ese impulso inexplicable de subir a la superficie.
Las demás ninfas le advirtieron que no lo hiciera, que ese estanque era su hogar y que no había nada allá afuera. Pero la pequeña ninfa no escuchó y con mucha curiosidad y determinación trepó por el tallo de una hoja flotante hacia la superficie.
Al salir del agua, de manera misteriosa sintió como todo su cuerpo cambiaba. Algo increíble estaba ocurriendo: le crecieron alas y, sin entender del todo cómo, empezó a volar. Desde el cielo vio el estanque por primera vez en su totalidad. Entonces, lo que antes parecía ser su único mundo, ahora era solo una pequeña parte de algo mucho mas grande.
Entonces lo comprendió… había nacido para volar, no para quedarse atrapada en el agua.
Al igual que la ninfa lo comprendí, tenía que salir del estanque donde me sentía segura hacia un propósito más grande. Es como si el universo estuviera quitando lo que ya no encaja conmigo, para que pueda convertirme en la persona que realmente estoy destinada a ser.
Por primera vez entendí que sentirse perdidosentirse perdido no es un final, sino una señal de que algo en ti está pidiendo crecer. Además, no necesitas tener todas las respuestas al mismo tiempo; a veces, basta con dar un pequeño paso hacia lo que enciende tu alma.
Por lo tanto, no importa si te sientes perdido por un trabajo, una relación o un sueño no cumplido. ¿Sabes por qué? Porque el rumbo de tu vida no está en ellos sino dentro de ti. Todo empieza cuando te atreves a mirar hacia dentro.
Te resumiré en unos pocos pasos lo que he aprendido a lo largo del camino:
♦ Aceptar lo que fue, sin necesidad de aferrarse al pasado.
◊ Identificar lo que realmente quieres en esa nueva etapa de tu vida.
♦ Cortar con todo aquello que te drena y abrazar lo que te fortalece.
◊ Construye hábitos pequeños que refuercen tu nueva versión
♦ Rodéate de energía positiva y protege tu enfoque de las distracciones.
Si hoy te sientes perdido, te invito a hacer lo que yo hice: toma un cuaderno o donde puedas anotar y escribe una sola cosa que te gustaría sentir mañana, aunque sea algo simple como “me siento en calma” o “todo irá bien”. No tienes que solucionarlo ahora; solo empieza.
“Todo lo que has vivido hasta ahora no te ha destruido, te ha preparado para algo mucho mejor.”
Si quieres, te dejo una guía gratuita que cree con ejercicios que me salvaron en mis días más oscuros. Recuerda, no estás solo en esto.
No puedes copiar el contenido de esta página