A ti que te sientes estancado: Tu fuerza sigue ahí

¿Has sentido alguna vez como si el tiempo pasara, pero tú no?

Es como si estuvieras atrapado en un loop de días grises, viendo cómo los demás avanzan mientras tú sigues en el mismo lugar.

 

No estás solo en este proceso

Hay momentos en tu vida en la que sientes que todo se detiene. No porque quieras estar quieto, sino porque hay algo más profundo que te frena. Es decir, puedes tener sueños, metas, claridad… y aún así sentir que no avanzas.

Entonces, es en ese espacio donde no sabes si seguir insistiendo o soltarlo todo, se abre una brecha silenciosa entre lo que eras y lo que estás destinado a ser. Y aunque ese espacio parezca vacío, en realidad es el umbral de tu transformación.

Por lo tanto, hoy quiero contarte que tú poder interno nunca se fue, solo estaba esperando a que lo vieras. Es decir, tú lo tienes, aunque ahora no lo sientas.

 

¿Sientes que necesitas un empujoncito para alcanzar tus metas? 🏆 Este curso de motivación te da herramientas prácticas para despertar tu energía y mantenerte enfocado. Aprende a tu ritmo y empieza a transformar tus días. ¡Echa un vistazo y descubre cómo darle un giro a tu vida! Explora el curso aquí.

 

El estancamiento no es el final: es una pausa del alma

Escribiendo estás líneas desde mis experiencias, te puedo decir que con el tiempo comprendí que el estancamiento no es castigo ni fracaso. Todo lo contrario, es una pausa sagrada, una forma en la que tú alma dice: “es tiempo de volver a ti”.

Te digo, cuando sientes que todo afuera se frena, es porque adentro algo está reordenandose. De esta manera, lo que te parecía pérdida, en realidad, es un proceso de depuración que prepara tu camino para algo que sí está alineado contigo.

En otras palabras, tú poder interno no se fue, está enterrado bajo el peso del estancamiento. Además, no necesitas tenerlo todo claro de inmediato, solo necesitas darle un poco de oxígeno.

 

Señales sutiles de que estás despertando (aunque no lo parezca)

A veces creemos que nada está pasando, pero en realidad todo se está moviendo dentro. Estas son algunas señales que yo noté en mi proceso:

♦ Mayor sensibilidad emocional sin razón aparente.

◊ Sueños más vívidos o mensajes simbólicos.

♦ La necesidad de aislarte para entenderte.

◊ El deseo profundo de hacer cambios, aunque no sepas por dónde empezar.

♦ Incomodidad con lo que antes tolerabas.

 

Si sientes que estás pasando por algunos de estos casos, te digo que ya estás despertando. De hecho, tú alma ya está haciendo el trabajo.

 

Volver a ti: cómo empecé a recuperar mi centro

En realidad, no fue tomando grandes decisiones, fue con pequeños actos diarios, por ejemplo:

  1. Escribía lo que sentía, siendo abiertamente honesta.
  2. Haciendo pausas para regular mi respiración.
  3. Organizando y limpiando mi espacio físico.
  4. Aprendiendo a decir “no” cuando lo ameritaba.
  5. Recordándome que no necesito preocuparme y seguir el curso natural.
  6. Mirando hacia mi interior, buscando eliminar aquello que no contribuye a mi crecimiento.

 

Recuperar tu enfoque no significa tener todo resuelto. Significa recordar quién eres cuando el ruido se apaga.

 

Lo que aprendí cuando dejé de resistirme

Al principio, dejar de luchar contra el proceso fue el verdadero inicio de mi liberación. Esto es porque entendí que el tiempo no me estaba castigando, me estaba protegiendo.

Es decir, me estaba diciendo que aún no era el momento perfecto porque yo necesitaba estar lista para recibir lo que destinado para mí.

Además, también descubrí que lo que es para ti, no lo pierdes. En cambio, tú si puedes perderte intentando forzar lo que aún no es para ti.

Por lo tanto, no importa cuánto tiempo llevas atascado, no hay fecha de caducidad para empezar. Te digo, tú fuerza radica en lo que ya sobreviviste, en cada día que seguiste adelante aunque no quisieras.

 

Cuando el proceso se vuelve a repetir

Te soy honesta… sí hay recaídas. Sí, a veces sientes que todo se detuvo otra vez. Pero ya no es igual. Esto es porque cada vez que vuelves a caer, caes con más conciencia.

Y justamente, en esa conciencia está tú poder. De esta manera, ya no tienes necesidad de reaccionar igual. Porque ya sabes que incluso en medio de la niebla, puedes ser tu propia guía.

 

Acompañarte a ti mismo: el acto más poderoso

Si lo analizas en profundidad, no necesitas que alguien te rescate. Todo lo contrario, lo que necesitas es mirarte con compasión. Te lo resumo en tres palabras: escucharte, validarte y seguir.

Cada día que decides no rendirte contigo, de no tirar la toalla… estás volviendo a tu camino. Aunque duela, sientas que no tengas fuerzas y aunque parezca una eternidad. Sin lugar a dudas, estas construyendo algo que sí es tuyo.

Si te sientes estancado hoy, haz esto: toma un papel y escribe una cosa que solías amar, aunque sea algo pequeño como escuchar música o caminar descalzo en las cálidas arenas de la playa. Luego, hazlo está semana, solo por cinco minutos. No se trata de algo que cambiará tu vida de golpe, se trata de recordarte que puedes moverte.

 

Reflexión final

Si estás leyendo esto, es porque lo necesitas. Porque una parte de ti sabe que ya no puedes volver atrás. Pero no te preocupes, tú poder interno no se apagó, solo esta esperando que lo mires.

Hoy te invito a que sueltes la culpa, el miedo y la autoexigencia. Porque incluso en los días mas quietos, siempre se puede empezar de nuevo.

 

“La vida no se estancó, solo está haciendo espacio para que regreses a ti”.

Deja una respuesta

No puedes copiar el contenido de esta página